Las frambuesas frescas se caracterizan por su peculiar forma, su color rojo escarlata y su sabor agridulce intenso, sin dejar de mencionar que se trata de frutos sumamente saludables para las personas, razón por la cual no hay que desaprovechar ninguna oportunidad para incorporarlas en la dieta diaria. Hay una enorme cantidad de recetas que tienen a los frutos en cuestión como auténticos protagonistas, desde postres hasta platos principales. En esta ocasión en particular, ofreceremos algunas recomendaciones para saber cómo conservar y preparar frambuesas.
Es importante tener en cuenta que las frambuesas no permanecen frescas durante mucho tiempo, por lo que muchas de sus propiedades se pierden con facilidad. Como se trata de una valiosa fuente de vitaminas C, vitaminas A, calcio, potasio, folato, hierro y fibra, hay que saber cómo escogerlas y mantenerlas lozanas durante más días.
En primer lugar, cabe señalar que al comprar frambuesas lo mejor que se puede hacer es seleccionar las más redondeadas y firmes. Por otro lado, estas frutas no se deben lavar con agua antes de ser consumidas. Esto es así porque el líquido se impregna de forma rápida en el fruto, razón por la cual éste pierde tanto su consistencia como su sabor.
Tal como mencionamos anteriormente, hay numerosas formas de consumir frambuesas. De hecho, es posible comerlas frescas y solas, como ingrediente primordial de platos principales o mezcladas con postres deliciosos (como por ejemplo yogur, helado, pasteles o puding). Las frambuesas tambień se pueden combinar con otras frutas, porque su sabor intenso hace que su presencia sea evidente junto a cualquier otro alimento.
Jaleas, confituras, compotas, mermeladas e incluso cremas para postres son otras de las preparaciones en las que se emplean frambuesas. Cabe mencionar que estos frutos blandos son los más populares para elaborar esta clase de productos (después de las fresas). Estas frutas no son sólo ideales para realizar una gran variedad de comidas, sino que también resultan excelentes para producir exquisitas bebidas. En Alemania y Escandinavia, por ejemplo, el zumo de frambuesa es un refresco muy popular entre los lugareños. En Berlín, la capital alemana, es famosa una bebida que combina a la perfección cerveza rubia, jarabe de frambuesas y soda (denominada comúnmente como «weisse mit Schuss»).
En Inglaterra también se consumen frambuesas, especialmente como salsa para budines de arroz y gachas. En Escocia, por su parte, ciertas carnes se rellenan con frambuesas silvestres. No obstante, en prácticamente todos los destinos del mundo en donde son comunes estas frutas, los postres son las elaboraciones elegidas para que las frambuesas se distingan.
En conclusión, las frambuesas tienen numerosos usos que varían en relación con el país en donde nos encontremos. No obstante, la forma de conservarlas es prácticamente la misma en todas partes: no lavarlas, usarlas de inmediato de ser posible, retirarlas del envase original en caso que deban ser guardadas y mantenerlas un par de días en el congelador dentro de una bolsa con cierre hermético (en este caso, al momento de usarlas hay lavarlas con un poco de agua fría justo antes y secarlas dando golpecitos suaves con una toalla de papel).
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